lunes, 23 de agosto de 2010

Memorias de un Fantasma V


Otra mañana que nace, otra mañana que estoy a su lado y… otra mañana que estoy muerto. Extraño sentir el calor del sol por las mañanas, jamás lo aprecié cuando estaba vivo, incluso me molestaba y amaba los días grises y frescos. Pero ahora la existencia es gris todo el tiempo y, más que fresca, fría.

"Buenos días" le dije por primera vez y me encantó la sensación de hablarle, pero la alucinación se esfumó de inmediato cuando entendí que nunca me escucharía. Es tan frustrante, me siento inútil y desdichado incluso trato de golpear la pared con mi puño pero ni siquiera eso consigo, mi mano se desvanece como el humo y atraviesa la pared sin problemas. Quisiera llorar pero tampoco lo consigo, sería una manera interesante de acabar con la frustración. Recuerdo que alguien (de quien curiosamente no me puedo acordar, supongo que el hecho de morir te hace olvidar muchas cosas) me decía que llorar era la mejor forma de eliminar malos sentimientos del alma. ¿Será eso cierto? ¿Serán los ojos la ventana del alma? Escuché eso también en vida. Si es así, entonces quien quiera que me haya dicho eso tenía en parte la razón.

Entra de nuevo a la habitación en la que estoy, tiene puesto el acostumbrado juego de colores que creo que le gusta, siempre un tono gris-negro-blanco, emulando extrañamente mi estado de ánimo. En realidad se le ve muy bien me encanta verla mientras se mira al espejo, y pretender que toco sus cabellos.

"Te ves genial" le dije, aunque seguía siendo en vano, y lo sabía. Estaba desarrollando una manía muy loca de hablar solo, ¿pero qué demonios digo? ¡Esto es insólito!, es tal vez lo único que podré hacer el resto de la eternidad, hablar conmigo mismo, porque es lo único posible para mí en este mundo: estar solo, hablar solo, existir solo. Maldigo a la soledad como jamás pensé que lo haría. ¿Cuál es el chiste de esto? En vida puedes tener un propósito, pero en muerte ¿Qué tienes? ¡La NADA, la grandísima nada, eso es lo que tienes!!! La nada para existir y vivir así en la eternidad.

Se fue. Mi frustración fue tanta que ni siquiera noté que se había ido. Es mejor no seguirle, es mejor tal vez alejarme de su vida y no atormentarme más. Total, nada nunca podría pasar, no hay nada en este mundo que pueda cambiar ese hecho. Y es ilógico que me quede, viéndole todo el tiempo, pero jamás recibiendo una mirada o una palabra, porque sencillamente no existo. Como puede caber tanta tristeza en un pecho intangible, como puede existir la amargura en la inexistencia, como puedo ser y no estar, como puedo estar y no estar.

¿¡COMOOOO!!!? ¿Como puedo estar así COOOMOOO COMOOOOO?!!!

Y entonces pasó. Algo extraño sucedió: una ráfaga de viento que aunque no sentí pude ver entró y sacudió con fuerza las cortinas de la sala. Observé mí alrededor: todo absolutamente todo estaba cerrado. Tal vez tanta tristeza ya me estaba afectando, era así como las almas en pena quedaban, ¿cierto? Estaban locos de atar igual que yo por la soledad, pero, si las almas en pena existen ¿Dónde están?

Acabo de darme cuenta que jamás he visto a otro fantasma, he vagado tanto y aún así no he visto a nadie más como yo. No puedo ser el único muerto, es imposible.