sábado, 14 de enero de 2012


     
     El desierto se ha abierto paso, el viento sopla con fuerza y la tierra golpea la piel como agujas tratando de penetrar en los poros. Los pasos se hacen pesados cuando tus pies se hunden y lo único que pides es poder ponerlos en un espacio estable. El sol quema con la intensidad del fuego, los ropajes no son más que un intento de protección y es claro que mi boca está tan seca como la tierra bajo mis pies. El sudor no ayuda, me hace sentir más pesado, más de lo que estoy. Muevo mis pies con dificultad hasta la cima de una duna; siento hundirme un poco, pero no lo suficiente para dejar de apreciar el horizonte.

     Oh, el horizonte… lleno de un oasis de posibilidades y oportunidades que esperan. Pero ¿qué pasa con mis pies? ¿Por qué están cansados cuando tienen tantas posibilidades a tan pocos pasos?  ¿Por qué mis fuerzas tienen ganas de apagarse faltando tampoco? ¿Por qué me traiciona el pensamiento y me convierte en mi peor enemigo? ¿Qué pasa que mis ojos solo quieren cerrarse y dormir? Estoy dejando que me afecte el calor, la presión y el viento en contra… debo detenerlo pero aunque ocupo todo el tiempo que puedo en ello no logro conseguir la respuesta de ese “¿cómo?”. Mi garganta está seca y mis labios parecen hechos de cartón, mis ojos arden con la intensidad de la luz, pero aún así no puedo cerrarlos, debo continuar. 

     La brisa sopla con ímpetu, como tratando de imponerse en mi camino, pero bajo la mirada para no quedar ciego con la tierra que me arroja y trato de dar un paso más. ¡Increíble! Bajo mis pies está un pequeño charco del que no pierdo oportunidad y bebo. La sed se sacia un poco, pero el sabor del agua es extraño, desagradable, nada de lo que esperaba. Es imposible de tragar, ni siquiera como remedio momentáneo, mi cuerpo lo rechaza inmediatamente, esto no es lo que esperaba, esto no es lo que quiero. ¿Por qué tanta inconformidad? ¿Por qué tanto rechazo a esta pequeña oportunidad? Debo estar siendo desagradecido, pero con el oasis que creo que tengo por delante (aunque no esté allí aún y puede que sea un espejismo) me es imposible disfrutar de esto cuando siento que hay algo mejor esperándome más adelante, pero ¿qué hago si mis pies ya no quieren caminar? ¿Qué hago con mis labios secos y la cruel sed que no me deja andar, con la, poco amable, presencia del sol que acaba con cada gota de humedad en el oxigeno y las serpientes que merodean mi camino a cada paso y con las que estoy cansado de lidiar?… tengo que conseguir una respuesta pronto o la noche llegará… llegará y estaré aquí solo sin poder ver hacia donde voy, y otra noche no quiero pasar…. ¡No más!