lunes, 19 de diciembre de 2011

Memorias de un Fantasma IX


  Otro amanecer se escurre sobre el tejado. Como un manto arropa poco a poco la casa entera acobijándole en contra del frío nocturno, la calidez es casi palpable para mí que carezco del sentido del tacto y el aroma de la mañana fue casi visible para mis inexistentes ojos. Por fortuna, el esplendor de ver llegar el amanecer hizo que la tristeza disminuyera un poco con el pasar de las horas.

  Escuché sus pasos moverse con rapidez, como si corriera; instintivamente me dejé caer y le vi calzándose los zapatos con un apuro increíble. Di una mirada a su reloj y noté que habían pasado veinte minutos desde la hora en la que debió haber sonado.

  En medio de su prisa miró al espejo, miraba su reflejo y yo le miraba directamente a los ojos en un intento de sentirme visible. Maravillosos ojos, dulce mirada en la que me regocijo, dulce rostro que me hace sentir en el paraíso.

  Sus labios se curvaron en una sonrisa disimulada y sentí que la sonrisa era para mí, pero mis pensamientos se apagan con la cruda realidad más rápido de lo que aparecían. Enrolló la bufanda alrededor de su cuello con un movimiento casi imperceptible y se encaminó escaleras abajo. Me dejé caer nuevamente a través del piso y caí en medio de la estufa, me sentí absurdo y contrariado parecía no recordar mi existencia, parecía no recordar nada ¿y para qué iba a querer recordarme? Probablemente solo le serviría para asustarse. Quizá sea mejor así.

  Terminó de arreglarse, recogió sus cosas y cruzó la puerta. Cada paso que se aleja me mata, es como si arrancaran un pedazo de piel con suavidad y el dolor escociera en esto que ni se llama cuerpo ni tiene nombre. Siento como se debió haber sentido morir, o al menos, como piensa que se debe sentir porque sí, soy un fantasma, pero no recuerdo lo que es haber muerto.

  La distancia le aleja cada vez más y entre más lo hace, más destruido me siento. Como si me despegaran de una fuente de energía, como si me apuñalaran hasta lo más profundo de lo que no soy. ¿Por qué el mundo funciona así?  ¿Por qué hay que sufrir sin pedirlo?, ¿por qué algunos estamos condenados al fracaso y no al éxito? ¿Por qué si existen las buenas casualidades, no puede ser casualidad lo que yo quiero que sea?
Preguntas a las que, a pesar del paso del tiempo, yo no consigo respuestas y creo que en mi condición jamás las conseguiré; nadie me escucha, nadie me ve, soy una existencia inexistente en este mar de infortunios al que llaman muerte, medio vivo porque siento, medio muerto porque no puedo amar a quien amo.

  Me gustó que me escuchara, me gustó poderle hablar, pero eso solo me hace sentir más impotente porque cuando despierta se acaba mi ilusión y no soy más que un recuerdo reprimido al que no le va a prestar atención cuando sus ojos estén abiertos. Solo una cosa podría unirnos y jamás preferirá dejar de vivir lo que vive, por preferirme a mí.  

  Tal vez sea mejor dejar esta tortura a un lado, tal vez sea mejor irme y olvidar. ¿Podré olvidar? ¿Seré capaz de hacerlo, seré capaz de separarme de su presencia y asumir la soledad para que me consuma y enloquezca en medio de la inmensa nada? Si, debo irme y dejarle de lado, quizá así me sienta menos solo, quizá así me sienta más vivo. Porque no es sino la imposibilidad de vivir contigo  lo que me hace sentir tan sin vida. Y lo que más me duele es saber que no me extrañarás, porque sé que no lo harás.

  En medio de mis pesares la noche se avecinó. Es lo bueno de ser un fantasma, no te preocupas por el tiempo porque pasa como quieres y yo solo quería verle. Aun no creo lo poco que dura el día cuando quiero y lo que se extiende la noche cuando le veo. Disfruto cada instante lo máximo posible, recuerdo su delicada piel y lo maravilloso de sus ojos aunque cerrados estén. Su sonrisa que está dibujada disimuladamente en medio de sus sueños y lo pequeñas que son sus manos me dan una idea de lo delicado que es su toque.

  Cuando abrió la puerta, pude ver el cansancio marcado en la mirada, pero no se detuvo de prepararse una solitaria cena y leer un poco antes de ir a dormir. Me encanta su rostro, pero el cambio tan dulce que ocurre cuando se sumerge en sus sueños me gusta aún más. Es como si se volviera inocente, dejándome apreciar lo amplio de sus pensamientos aunque no pueda leer su mente, es curioso lo que se puede reflejar en el rostro de una persona cuando cierra los ojos, es increíble lo mucho que puede reflejar de su ser.

  Mi última noche de vigila, mi última noche cuidando sus sueños. No me acercaba mucho para no  molestarle y con la sola idea de que no le veré más las horas se van como si tuvieran prisa, una prisa que hizo sentir con las oleadas de sol naciente que se colaban por la ventana.

-            -Ya despierta – susurré con suavidad

  Torció el gesto con delicadeza, pero no dijo nada.

-            - Vamos, despierta
-            - Volviste – dijo y el asombro se desbordó del vaso de agua que era mi intangible cuerpo.
-            - Si - susurré de nuevo sin creer que de verdad me había recordado – estoy aquí otra vez.

  Su mandíbula se sacudió y el vapor salió de su boca como si estuviera congelándose, me percate de que tenía mucho abrigo encima y el sol resplandecía con tal fuerza que era imposible que no calentara.

-           -  ¿Quién eres? – preguntó con un movimiento espasmódico de la mano.
-            - Soy…

  Mis pensamientos se hicieron densos e impenetrables, las imágenes de mi mente se hicieron nulidad. Entonces me di cuenta de una cosa… no sabía quién era.





domingo, 17 de julio de 2011

Es curioso

     Es curioso, como puede llenar de vida tu vida una historia, es curioso que el mundo en que habrías soñado vivir esté escrito en líneas a través de la mano de alguien que ni siquiera sabe que existes. También lo es el hecho de sentirte identificado con algo que, aunque imaginamos, es intangible e inexistente, pero encaja perfectamente en lo que quisieran plasmar tus pensamientos sin forma.
   
     Es curioso que hoy, 17 de julio (día que en mi país se celebra el día del niño) haya visto la ultima adaptación de esa historia que llenó mi infancia, mi juventud y estos inicios de vida adulta, es curioso que un día de los niños esté dando un paso para dejar atrás mi infancia, porque eso fue lo que los libros de Harry Potter significa para mí, mi infancia, el deseo de un niño con imaginación llevado a un nivel más alto solo con palabras.

     Es curioso que haya conocido a Harry Potter a los 11 años y haya terminado los libros a los 17, es curioso como yo, un niño sin ninguna motivación externa a la lectura, me viera atraído por leer justo con esta historia, cuando no había visto una película o una imagen de ella. Es curioso lo mucho que me atrapó la reseña que escuché hace diez años por la televisión y lo más curioso aún es lo mucho que luché para conseguir ser parte de ella.

     Es curioso. Es curioso lo extraño que me siento, siento que estaba esperando por esto y que tampoco quería que este día llegara, pero si hay algo que la vida me enseñó este mes es que la vida está llena de sorpresas y la mayoría de las cosas no son lo que esperas ni lo que quieres que sea. La vida se compone de momentos que van y vienen y gira a un ritmo incontrolable e indómito al que no se le puede detener, pero me estoy desviando del tema.

     Es curioso cuanto puedo agradecer a J.K Rowling. Una mujer que dio lo mejor de su imaginación en solo líneas. Una mujer que con palabras me hizo reír, llorar, asustarme, molestarme... una persona que a través de una historia infantil me enseñó a ser valiente, a defender lo que pienso, a perdonar, a ser justo, a surgir de entre las cenizas, me enseñó que no se le debe hacer cosquillas a un dragón dormido, que la muerte quizá no sea la última parada, que los golpes nos hacen más fuertes y sobre todo me enseñó lo importante que es el valor del amor. Esa mujer que escribía en trozos de servilletas mientras trabajaba en un restaurant turnos extras para poder mantener a una única hija, me demostró que solo hace falta una hoja de papel y tu mente para hacer lo que quieres. Gracias a ella siento pasión por escribir, gracias a esta historia mi imaginación no tiene fin, gracias a esta historia quizá soy quien soy hoy en día.

     Es curioso cuantas personas se pueden llegar a conocer cuando se comparte una pasión por una historia. Debo decir que conocí seres geniales y estupendos que, hoy por hoy, puedo llamar amigos. Personas que me acompañaron (cerca y en la distancia) en esta travesía, ayudándome a desvelar misterio tras misterio oculto entre líneas que a la final resultaron estar perplejamente a la vista. Jugaste con nuestras mentes J.K. lo hiciste muy bien y por eso se te agradece mucho.

     Es curioso como a través de líneas viví por diez años en un castillo, un castillo del que solo se sale cuando se deja de leer, un castillo donde me refugié, a donde escapé, un castillo en el que me divertí, aprendí y crecí, un castillo que no existe más que en mi cabeza y en la cabeza de millones y millones, un castillo en el que cada lector quisiera vivir… un castillo llamado Hogwarts en el que seguiremos escapando cada vez que queramos, porque como escuché decir a una persona clave en esta travesía “Ninguna historia muere mientras haya alguien que quiera escucharla” y Hogwarts nunca dejará de existir mientras haya alguien que le sea fiel…

     Ahora ya ha terminado… los libros, las películas, la historia, una generación… una era… extrañaré la valentía y humanidad de Harry; La inteligencia y astucia de Hermione Granger; La lealtad y lo genial de Ronald Weasley; La locura y lo extraordinario de Albus Dumbledore; lo correcto y estricto, pero cariñoso de Minerva Mcgonagall; la tenacidad y el empuje de Neville Longbotton; la imaginación de Luna Lovegood, y hasta extrañaré sentir pena por Draco Malfoy… todos los personajes que mencioné y los otros miles que he dejado de nombrar formaron parte del universo más fantástico jamás creado y me enorgullece haber pertenecido a la generación que la vivió.

     Desde “El niño que vivió” hasta “Diecinueve años después” viví muchos momentos geniales… momentos que guardaré en mi mente y no habrá Obliviate que lo borre. Enseñanzas que ningún Expelliarmus me quitará de las manos, y valores que me servirán como un Patronus el resto de mi vida.

Gracias J.K. Rowling…



Finite Incantatem
Nox

sábado, 9 de julio de 2011

Lamentos del Alma...

No estoy bien, tampoco estoy mal. Escucho los susurros del recuerdo de los días que se han ido y aún creo que estoy encerrado en una pesadilla, que es una larga noche y que probablemente mi cerebro está trabajando más de la cuenta para hacerme la vida un poco más tétrica.

No sé qué pensar, no sé si pienso… no sé si estoy atrapado bajo el control remoto de mi cerebro, si mis movimientos son míos o los controla alguien más, me siento como la marioneta que no se puede liberar. El viento sopla en mi cara, cargado de recuerdos que su viaje no paran, me muevo con sigilo y procuro esquivarlos, pero soy presa fácil pues mis movimientos no son míos.

Me pregunto donde estarás y no tengo respuesta, solo revivo tu imagen una y otra vez buscándole una puerta a este laberinto en el que me encuentro atrapado, desolado, abandonado. Luchando por las cosas que me quedan y las que creo que puedo salvar. Mis ojos se hacen charcos y de ellos manan cascadas; la tristeza se transforma en lágrimas y hace física su presencia. Mi mente se condensa, mi cuerpo es solo una presa, el letargo vino de visita para quedarse…

Aun revivo este mal sueño del que quiero despertar, aún a ti te recuerdo aunque estos días no quisiera ni pensar y entonces todo se repite en mi mente y me tortura sin parar.

Tus labios estaban cerrados en una disimulada curvatura

Tus ojos se habían cerrado en un sueño disimulado

Y parecías dormir sin pesares ni amarguras

Dejando que todo el mundo se quedara impresionado


Las voces en el silencio exclamaban su sorpresa

Por haberte visto antes bailando con soltura

Movías tus caderas al ritmo de la fiesta

Para después de unas horas despedirte sin premura


Cuando el aire se escapó del frasco que era tu cuerpo

Los pulmones protestaban en busca de un auxilio

Miles de brazos se extendieron a tu encuentro

Para prestarte la ayuda que pediste sin vacilo


Tarde llegó todo, el destino había decidido,

Aunque no dudo que luchaste y trataste de ganar,

No quedó de otra que darse por vencido

Y dejar que la vida tomara un nuevo andar


Mis ojos se vuelven olas que no se mueven como el mar

Caen como las cascadas de un profundo río

Y se convierten en letargos que intentan reparar

Aquello que me hace mal y me llena el pecho de frío


Tu presencia ahora es un vacío

Y aunque sé que entre nosotros estarás

No puedo secar este interno río

Cuyo caudal mi alma dice que curará


La sabiduría de tu alma era indudable

El confort de tus palabras sobrenatural

El carisma de tu voz incomparable

Y tu fuerza algo que no se puede equiparar


Tus enseñanzas son un legado inigualable

Tus costumbres algo hermoso para legar

Tus bendiciones extrañaremos, es indudable

Y tu fuerza en esta vida no podremos igualar


Perdidos estaremos sin tu presencia

Sentiremos el vacío y el frio de que no estás

Lloraremos ahora y siempre tu ausencia

Y te amaremos sin importar si estás aquí o estás allá

martes, 21 de junio de 2011

Sin Titulo

Buscándole sentido a la vida, respuestas a las preguntas y a cada problema una salida...

Buscando el beneficio de una duda, el susurro de un perdón o las palabras del silencio…

Envidiando la libertad del viento, la tranquilidad del mar, el coraje de la lluvia y el ímpetu de la tierra…

Envidiando la seguridad del norte, al ambigüedad del este y el oeste y la contradicción del sur…

Cansado de palabras prefabricadas, momentos repetitivos, pensamientos inconsistentes y la veloz prisa del tiempo…

Cansado de las mismas miradas, del mismo tacto, del mismo sabor los y los mismos sonidos…

Codiciando la felicidad que se escurre como el agua cuando la arrastra el mar…

Pidiéndole clemencia a pensamientos que solo tienen impaciencia por hacerse escuchar…

Quitándole la voz a la conciencia que grita sin cadencia que la dejen exclamar…

Poniéndole importancia a elementos sin relevancia por los que me deberían importar…

Sonrisas que alimentan la alegría de viajeros que llegan y se van…

Momentos nómadas sin freno que solo se detienen un momento a descansar

Luces como estrellas que se encienden en la hoguera de interna felicidad

Vagos tragos de agua seca que un sediento en sufrimiento disfruta de tomar

Sombras que se aclaran y se pierden en la nada cuando la luz la ha de abrazar…

Espejos que reflejan la cansada vestimenta de tu cada día y andar…

Lagrimas que se escurren sacando pensamientos que se nutren de tristeza y soledad…

Palabras que el viento se lleva, pero que al otro lado del mundo alguien habrá de escuchar…

Memorias de un Fantasma VIII




Vigilo sus sueños mientras escucho el sonido de la estridente lluvia corromper el silencio que hacía unos minutos inundaba la habitación. El frío está haciéndole su presa y se arremolina entre ellas para esquivarle en el ataque. No le molesta el sonido. De hecho lo considera relajante, lo pude notar en la comodidad que mostró cuando se dejó caer sobre las almohadas y aspiró una bocanada del aire que entraba por la ventana, que felicidad y que tranquilidad pude ver reflejarse en su rostro.

Su sonrisa me da una alegría y al mismo tiempo un desconcierto, a mi mente le gusta jugar a torturarme apagando la ilusión que crece en mis adentros y convirtiéndola en una extraña caverna desolada y vacía. ¿Por qué no puedo solo disfrutar de esta alegría? ¿Por qué no puedo pasar el tiempo a su lado sin que nada duela? ¿Por qué tengo que pensarle tanto aún cuando le tengo tan cerca?



- ¿Por qué tengo que amarte de esta manera? – le susurré al oído y vi un escalofrío abrirse paso desde su cuello hasta sus brazos haciéndole buscar otro punto de comodidad.

Retrocedí. ¿Acaso eran mis palabras causantes de aquello? No, tenía que estar alucinando, es lo que la mente hace cuando quiere jugar contigo, y para la mía eso es un pasatiempo.

Me acerqué suavemente y le vi en paz nuevamente, algo le había perturbado, eso estaba claro. Pero mi pesimismo tuvo fuerza un instante y me acerqué de nuevo.

- ¿Puedes oírme? – susurré y no pude evitar sentir una sensación curiosa revolotear a mi alrededor al ver la misma reacción en su piel.

- Si, ¿Qué es lo que quieres? – dijo su voz repentinamente.

Toda sensación de estar muerto desapareció dentro de mí y me sentí como creo que jamás me había sentido: la vida afloró como la lluvia aflora de las nubes en lo alto y creo haber sentido el sabor de una bocanada de aire fresco entrar en unos inexistentes pulmones y llenar mi pecho. Entonces la realidad llegó a golpear la puerta, le miré de nuevo y le vi con los ojos cerrados y sumidos en una paz grandiosa.

Retrocedí de nuevo como si una fuerza me hubiera impulsado hacia la pared. Me estaba volviendo loco, mi mente estaba desquiciada y estaba imaginando cosas.

Muerte eres cruel. Como un depredador fantasmagórico te llevas mi vida, me condenas a una soledad absoluta e irremediable, me obligas a amar a quien no puede amarme y ahora la misma soledad hace los últimos estragos en una mente sin cerebro haciendo que alucine lo que más añore.

- Ojalá fuese verdad – le dije – ojalá fuese verdad que me oyeras, ojalá pudiera iluminar tus sueños con las mil y un palabras que tengo para decirte y no he podido expresar. Cientos son las frases que tengo trabadas entre mi conciencia y mi muerte y quisiera decírtelas sin parar, así como quisiera que me escucharas.

Sus labios se curvaron en una sonrisa pacífica y la sensación de calor envolvió mi alma de nuevo. Me estaba escuchando, aunque fuera en mi imaginación, me estaba escuchando. Y si la locura iba a tomar parte en este juego para hacerme sentir como ahora me siento, feliz estaré de dejarme llevar aunque algo me esté contrariando por dentro.

- No te quedes callado – le escuché decir.

Ahora pide escucharme, como si me conociera de toda la vida, como si necesitara de mis palabras para existir.

Me acerqué y lo que quedaba de su sonrisa se esfumó, el escalofrío le recorrió el cuerpo de nuevo y quise inútilmente aplacar el erizo de su piel con mi mano. Pero no fue lo que sucedió, lo que en realidad pasó me asustó: el escalofrío se hizo más intenso y sus dientes comenzaron a tiritar, pensé que era el frío pero a medida que movía mi fantasmal mano sobre su piel el escalofrío le escocía y le hacía retorcerse suavemente entre sus sábanas dibujando en su perfecto rostro una expresión de miedo y desconcierto que no hubiera querido ver jamás.

La fuerza invisible de mi propia reacción me hizo alejarme, con miedo crucé la habitación y me uní a la pared aún pudiendo tener a mi alcance su rostro y si, sucedió, vi paz de nuevo en su gesto y la tranquilidad del sueño gobernando sus sentidos.

Crucé completamente la pared y atravesé el techo con toda la velocidad que tuve, las leyes físicas no me podían detener y lejos de ahí quería estar, a la luna si era posible quería llegar. Mi sufrimiento se hacía tan grande como el río se crecía ante la lluvia que caía sin quererse detener y aunque las gotas no podían mojarme me recordaban un poco a lo que sería llorar. ¡Entonces que no se detuvieran! y continuaran expresando lo que mi alma ya no podía exteriorizar.

sábado, 23 de abril de 2011

Humo Intangible, ciertamente visible...

Frases de aquí y de allá, asaltos de sabiduría o divagaciones del alma cuando viaja más allá de las experiencias que recuerdo...

"Respirar el aire del orgullo absurdo solo llenará tus pulmones de soledad...

"Quien no sufre, no ama...
Quien no ama no ha sido feliz...
Quien no ha sido feliz, no ha vivido.

"Si me dices que el día es hermoso y soleado, pero me enseñas una foto con el cielo nublado, no puedo creer en tus palabras sino en aquello que me has mostrado.

"Las palabras "NUNCA" y "SIEMPRE" tienen tanta profundidad que pronunciarlas podrían funcionar como un hechizo capaz de desvanecerse ante cualquier fuerza exterior...

"Me canso de palabras prefabricadas, momentos repetitivos, pensamientos inconsistentes y la veloz prisa del tiempo...

"Jamás he de creer ciegamente en las palabras... aunque ellas sean mi refugio

"Si no existieran tantos cálculos, no veríamos la vida tan imperfecta.

martes, 12 de abril de 2011

Memorias de un Fantasma VII


El sol salió con una inminente prisa tomándome por sorpresa mientras me sentaba en el tejado de su casa. Veo las nubes acunar en un arco invertido las líneas de sol que se escapan a través de los pocos agujeros en los que pueden escapar. Cuan libre es el sol, que puede esparcirse por el mundo y darle vida a cualquier cosa que toca, nadie puede detenerle y vivir, le falta mucho por vivir.

Como quisiera que todo fuese como antes, donde el mundo se movía y yo no me percataba ni me preocupaba de su giro. No estoy seguro siquiera que me haya preocupado por nada, a pesar de que no tengo recuerdos, tengo esa sensación de que jamás viví preocupado. Pero ahora es diferente, ahora me preocupo, ahora vivo y existo como si tuviera cuerpo, existo más de lo que vivo, y lo hago por una persona que está tan lejos como cerca se encuentra, separada de mi por una dimensión de innumerables proporciones y al mismo tiempo tan ligera como un suspiro.

Me deslizo a través del tejado y caigo tan suave como quiero dentro de su habitación. Aún tiene los ojos cerrados y duerme con la cabeza a un lado de la cama. Admiro un poco su rostro y vislumbro superficialmente una sonrisa que va y viene de sus sueños más profundos.

Quisiera saber que sueña o con quien. Quisiera saber que se esconde en su mente más allá de lo que yo veo, después de todo no me ve, pero mi desesperada alma piensa que si.

Abre sus ojos con suavidad, veo el negro profundo de su iris y me pierdo en ellos por un segundo con profunda ilusión y amargura a la vez, se estira con un movimiento torpe y termina sonriendo para sí en una ligera carcajada que me hace sonreír también. Sé que no me ve, que no existo para sus ojos, pero me llena de placer poder hundirme en ellos con inquietante desesperación, y siento una paz, una paz como pocas que me llena el alma y algo, que no sé que es, en mi pecho. Es extrañamente lamentable, que ahora que no tengo cuerpo con el que sentir tenga tantas emociones dentro.

Me hago a un lado para no estorbar (ya lo sé, bien podría atravesarme sin siquiera sospechar que estoy ahí, pero me gusta sentir que soy gentil). Le veo en una media desnudez que deja que me permite apreciar su piel tersa y clara, es portentoso lo mucho que me gustaría sentir el calor que emana que, aunque no tengo sentidos, se que al contacto su calor podría acunar las pesadillas de mi mente como una droga de sublimes proporciones y sumergirme en una tranquilidad casi eterna.

Ahora se viste, es impresionante lo mucho que cambia y lo excesiva que es mi compulsión de mirarle, sus ojos profundos miran el espejo y ahí estoy yo para devolverle la mirada. Le veo, distingo el reflejo y mi emoción va más allá de lo inimaginable; admiro dos expresiones de su belleza y no puedo creer que algo así pueda repetirse, aunque solo se trate de un reflejo; el lado lógico me dice que lo que veo es solo el producto de lo que siento, que es una persona común y corriente en quien encuentro elementos perfectos, y si, le doy la razón a mi parte lógica, pero poco me importa, creo en lo que veo y lo que siento y me siento vivo cuando le veo. Me siento vivo y me lamento de estar muerto. Quizá sea esto lo que quiere enseñarme el destino y que nunca aprecié cuando estaba vivo: el vivir, el sentir, el ilusionarse o imaginar, son cosas que siento que no viví a plenitud (sí, me faltan mis recuerdos pero hay algo dentro que me lo dice) en mi vida y ahora no puedo evitar sentir.

Que soledad tan grande me abruma, me provoca dejarle de ver, que no exista más para no querer estar vivo, para no envidiar a cada ser que se le acerca, ni querer para mi cada sonrisa que regala, pero no puedo, no sé que sería peor si dejar de verle o seguirle viendo.

¿Qué pasaría si le digo ‘te amo’? si tuviera la oportunidad de decirle cuanto significa ahora para mi, cuanto daría lo que ya no tengo (mi vida) por estar a su lado unos instantes, sentir el sabor de sus labios finos junto a los míos y experimentar lo que con tantas ansias se cuece en mi cabeza cada vez que le miro a los ojos.

Oh que tortura en la que existo, creo que a esto se refería quien quiera que haya hablado del purgatorio alguna vez. Si, definitivamente, amar sabiendo que no puede ser es peor que tener una daga con fuego insertada en un pecho intangible, quemando órganos que no existen, causando dolor en un cerebro que ya no está, calcinando cada pensamiento que no sé de donde nace, haciendo brotar sangre del color del viento dentro de un ente que no está vivo ni muerto.

domingo, 23 de enero de 2011

Mask


Delante de cada rostro se fija una máscara que con el tiempo se hace irrompible, es ergonómica y transparente, imposible de ver. Solo algunos han nacido con luz en sus ojos y pueden diferenciar el rostro de la máscara, son pocos los dotados de ese don o tal vez no tan buen regalo de ver más allá de radiantes sonrisas y ojos acristalados.

Caminamos por las calles luciendo nuestras máscaras plásticas, de madera y cristal sin ninguna expresión real, solo mostrando una caratula que expresa lo que queremos que el resto vea y no lo que en realidad se oculta detrás. ¿Por qué el empeño de figurar un rostro que no es el tuyo? ¿Por qué ocultar lo que te hace un ser humano y esconderte tras el plástico la madera o el cristal? Sencillo, porque la cobardía es como el veneno más letal en la sangre y se termina esparciendo como lava en el torrente sanguíneo hasta que tus ideales pasan a ser las expectativas de otros y los ideales de los otros tus expectativas.

Lo peor de esto es que todos estamos en la misma situación y nadie escapa, por más que lo niegue, de esconderse detrás; porque la insensibilidad es la nueva equivalencia de la fortaleza y las conductas desfavorables es lo que está de moda.

Que ciegos somos algunos que no vemos el mundo con ojos reales, o tal vez somos afortunados de no ver lo de se oculta bajo las mascaras… aquí es donde el predicamento de no saber si es mejor el remedio o la enfermedad se abre paso y nos deja en una duda que se vuelve una constante exponencial al infinito.